El mes de mayo tiene un significado especial, pues universalmente, con alguna excepción, se celebra el Día de las Madres, el ser a través del cual se concibe la raza humana.Para la tradición dominicana, la celebración se hace el último domingo del mes de mayo. Ese día está dedicado a la mujer que simboliza el amor, el desprendimiento y el sacrificio: sinónimo de entrega.
El origen de la celebración proviene de la antigua Grecia, donde se inició como un homenaje a la diosa Rhea, madre de los dioses Zeus, Poseidón, Neptuno y otros. Los romanos recibieron la celebración de este día de los griegos, y el festejo se realizaba durante tres días, que comenzaba el 15 de marzo, en el templo de Cibeles.
Con el tiempo, la celebración se fue expandiendo y cada país o grupo de países escogió su fecha: España, Portugal y Sudáfrica el primer domingo de mayo; República Dominicana y México, el último domingo del quinto mes del año. Otros hacen la celebración a mediados de mayo. Costa Rica lo celebra el 15 de agosto y Argentina el tercer mes de octubre.
La homogeneidad no está en la fecha, sino en el propósito, que es homenajear a ese ser que representa la ternura, la solidaridad.
La celebración doméstica ha devenido un poco al escenario comercial. Regalos materiales, pomposos o humildes según la capacidad del hijo, puede que satisfagan una necesidad o deseo de la madre. Pero tal vez haya elementos no materiales que harían más felices a las madres.
Quizás el mejor regalo que se les pueda ofrecer a las madres dominicanas es propiciar un clima de menos violencia, mayor seguridad ciudadana, de forma tal que no estén sujetas al sobresalto, a la incertidumbre de lo que pueda ocurrirles a sus hijos. Sería un agasajo colectivo, en el que debe contribuir toda la sociedad.
Tal vez así sentaría mejor la muy repetida frase ¡Feliz Día de las
Madres!